sábado, 9 de enero de 2021

Calanda

Calanda es el pueblo donde, nací pero en el que apenas he vivido. Des de muy pequeña y como tantas otras personas parte de mi familia nos vimos obligados a emigrar. En nuestro caso “Barcelona” fue nuestro lugar de acogida y a la que actualmente considero mi ciudad. A un que llevo tiempo viviendo en "Vilassar de dalt" Barcelona siempre será mi lugar de referencia. En mi caso la integración fue rápida debido a que en los alrededores de Calanda se habla, la " Fabla Aragonesa "Ho el mal llamado " "chapuriat " Al no tener dificultades con el idioma pronto me sentí como en casa. Durante muchos años tan apenas volví a pisar las calles donde pase mis primeros años. Eran tiempos difíciles para todos y no era fácil la movilidad. En aquellos años Calanda era un pueblo totalmente agrario, la tierra estaba en manos de unos pocos y la mayoría no tenían casi nada. -Yo por descontado estaba entre la mayoría-. El desconocimiento de como iban evolucionando las cosas fuera de Barcelona, me hacia pensar que en el pueblo todo seguía como yo lo avía dejado. Afortunadamente para sus habitantes no era así, el cambio también llego para ellos. Hace unos pocos años y por diversas circunstancias volví a visitar Calanda. El cambio me pareció extraordinario, los terratenientes se fuero deshaciendo de sus tierras debido a los costes de producción que ellos consideraban altos. “No pudiendo o no queriendo asumir dichos costes fueron vendiendo las tierras en beneficio de los labradores que pudieron poco a poco comprar y ser dueños de su propio trabajo. -Como debe se- Actualmente casi todos los que trabajan la tierra son propietarios de ella. Con la agrupación de los agricultores en " Cooperativas" la denominación de origen de su producto estrella - El Melocotón- Todo ello acompañado de un movimiento industrial importante el pueblo a cambiado radicalmente. Actualmente la mayoría de jóvenes terminan la ESO: y otros muchos consiguen hacer carreras universitarias: Ya nada tiene que ver con el pueblo pobre y practica mente analfabeto que yo recordaba. Pero desde luego lo que mas me sorprendió fueron sus gentes, son amables, acogedoras, y confiadas, con un sentido de la hospitalidad enorme, algo de lo que en la ciudad carecemos totalmente. Por eso y por otras cosas he seguido yendo cada año desde hace cinco. Hemos hecho amigos estupendos que me han hecho reconciliar con el pueblo, me han enseñado a vivir su semana Santa ,y sus tambores, y lo mas importante, me han echo comprender que en aquellos tiempo todos fuimos victimas, los que nos fuimos, y los que se quedaron. Que todo fue culpa como siempre. De la codicia de unos pocos...

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